lunes, 13 de julio de 2009

El Nacimiento de la Vía Láctea


El Dios de los Dioses del Olimpo, Zeus, era bien conocido por su afición a la conquista de diosas, ninfas y mortales. Esta vez en uno de esos encuentros eligió a la bella mortal Alcmena casada con Anfitrión. Para no levantar sospechas se hizo pasar por su marido y se sentía tan entusiasmado con su nueva amante que hizo retrasar el nacimiento del sol, entre otras cosas para no alertar a su mujer Hera, diosa protectora del matrimonio.
Hera celosa y vengativa con todas las amantes de su marido, siempre montaba en cólera al enterarse de las nuevas conquistas de Zeus y depositaba toda su rabia traducida en venganza hacía las amantes o los hijos del dios no nacidos de su matrimonio.

Cuando hubieron finalizado su encuentro, Alcmena quedó sumida en plácido sueño del que despertó y encontró a su esposo Anfitrión deseoso de unirse a ella.
De ambos encuentros nacieron Heracles, hijo de Zeus e Ificles hijo de Anfitrión.
Heracles ("Gloria de Hera"), era el predilecto por el dios del Olimpo, le dedicaba mil atenciones.
Hera no soportaba tal afecto de su marido hacía aquel bebé, humillada decidió vengarse.
Su primer intento fue retrasar el parto lo más que pudo pero la fuerza del no nacido hizo superar ese obstáculo y nació a los 10 meses. ( 10=Un ciclo completo).
Una vez superada la prueba del parto, Hermes dios mensajero bien sabía que los hijos nacidos de una mortal y un dios no podían alcanzar la inmortalidad si no mamaban del pecho de Hera. Pero, ¿cómo darle de mamar al hermoso y robusto bebé de los generosos pechos de la diosa?

Mientras el pícaro Dios se planteaba este asunto, Hera planeaba la destrucción de ese bebé tan amado por su marido y depositó dos serpientes en la cuna de Heracles, cuando tan solo tenía 8 meses de vida, pero él haciendo honor al poderío de su padre se deshizo de estos malévolos animales sin mayor esfuerzo.
La rabia y la ansiedad crecían en la diosa.
Hermes decidió aprovechar el descanso de Hera para depositar en su regazo al bebé.
Heracles ansioso por mamar del néctar de sus pechos bebió tan violentamente que despertó a la diosa. Ésta viendo que tenía un bebé en su pecho y sin reconocerlo apartó a Heracles con desprecio y de esta acción derramó parte se su leche y de los labios del ya inmortal cayeron pequeñas gotas, formando así la Vía Láctea.



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